Pedro me muestra un montículo más de los tantos que hay por ahí, con yuyos, y tierra mucha tierra, justo frente a la calle principal de acceso a la (incendiada) estación de Ing. White:
Seguro que lo cortaron, este poste de madera, me dice.
El otro poste, en cambio, todavía está, ahí, con los goznes y las bisagras metálicas que sostenían el portón, el portón de la estación, me explica, que se cerraba siempre de noche, hasta las cinco de la mañana, cuando empezaban a correr de nuevo los locales hacia Bahía Blanca:
Está ahí, en la calle Guillermo Torres, frente a la calle Belgrano, donde dobla la 504 para volver a Bahía.
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